A veces.

A veces la imagino a ella.

Y otras veces me imagino a mi.

A veces ocurre de improviso.

Como una mirada en la multitud,
en una azotea,
en una fiesta de la cerveza,
buscando a alguien con quien jugar al futbolín.

Y otras no.
Como un café con leche y sacarina
en un vaso para llevar
y un paseo con miedo a tropezar y caer.

En el precipicio color miel de sus ojos.

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