Joder.
Qué bien sienta la velocidad.
El viento en la cara, el paisaje,
y esa sonrisa que nos dibuja el miedo a los valientes.
Sienta bien, esquivar esas piedras del camino.
La lluvia en la cara.
El barro hasta las rodillas,
y la sangre hasta los tobillos.
Ver la caída sienta bien,
cuando la ves lejana.
Cuando controlas el rumbo,
sin dudar.
Hasta que en un segundo, o una palabra,
pierdes el control
Descubres el dolor mirándote a los ojos,
y te toca decidir.
Aceleras, o frenas.
Pero somos valientes.