Que me he roto
de las ganas de verte
del seísmo de mis dedos al escribirte,
desde la columna vertebral
hasta el metatarso.
Que el temblor
que han sentido los vecinos
no ha sido por el estruendo que sigue a un rayo que ilumina la noche,
que la vibración en sus paredes ha sido por el golpe,
de mi sonrisa,
y por la emoción,
del orbicular en mi boca.
Y el apagón de sus televisores,
ha sido producido,
por mis sinapsis,
que dejaron al tendido eléctrico,
rendido a los pies,
de tus andares.
Y es que desde mi retina,
eres poesía.