Cuidado con las locas porque
rozarás las nubes con sus actos
e incluso cuando menos lo esperes te
sorprenderán con una nueva locura.
Todavía recuerdo el sabor de ese beso,
y que intenté no sonreír,
esclavo de sus labios.
No funcionó.
Así que, idiota, me enamoré.
Alegría en su mirada.
Sabor a cloro en su piel.
Idiota, yo, en sus manos.
Loco.
Entonces me di cuenta:
Semáforos en rojo, sus ojos verdes.