Henry Miller escribió:
«Si quieres olvidar a una mujer, conviértela en literatura”
Realmente no sé si quiero olvidarte, o si me resultará difícil, o extraño.
Te encantaba discutir. Y lo negabas.
Numeritos tontos, propios de un poema de Shaughnessy.
Por la mañana
Enfados por que vacié el lavavajillas cuando había terminado.
Por quedarse una botella de agua en la mesa del salón.
Y por un vaso en el fregadero.
Y por nada.
Y a mi, por gilipolleces no me merece la pena discutir.
Habla sobre tu cabreo a tus amigos.
Igual ellos te dan la razón
Pero de verdad.
A mi.
Discutir.
No me interesa.
Así que me iba.
Y otro enfado.
Mediodía
Llamadas, para discutir.
Que contestara, o las ignorara.
Otro enfado
Y a las horas:
-Eso es que no me quieres.
Y otro enfado
Tratando de convertirme a mi en el malo.
Y después, con dos ovarios: «Es que discutimos mucho»
Noche
-Qué peli quieres ver hoy, amor?
Podíamos ver la que quisieras. Son todas iguales:
Nos abrazamos,
te duermes, me aburro,
acaba la película y pones otra,
mientras yo deseo no estar ahí,
y utilizar mi tiempo para algo productivo.
Si logro despertar mi brazo.
Y a la cama.
A pasar, según te apetezca.
Una noche increíble, o de mierda.
Rutina
No eres mala, sí inestable.
«No me gusta el amor tibio, me gusta el amor que quema» Isabel De Sosa Viera