Quédate hasta media noche,
o hasta que se apaguen las velas.
Hoy voy a ahogar con café
las ganas que me arañan por dentro
de decir
que te echaré de menos.
Hace ya horas que perdí la noción del tiempo.
Y murieron en mi el resto de los sentidos,
salvo el tacto.
No sé qué música suena.
Pero mi piel en braille baila al son de tus caricias
y recorro, de placer, el camino dibujado en mi espalda por tus uñas