Teníamos un sueño pendiente.

Es extraño, pero te extraño.

Y…

Mi pecho hoy se convierte en jaula para atrapar te quieros a medias.

Brindamos por la primera de muchas, siendo la única.

Me besaste mientras te pedía por favor que no jugases conmigo.

Dormiste enamorándome, usándome de almohada.

Y me cuesta hoy darle forma a estas palabras, no quiero ordenarlas, no quiero darles sentido, no quiero escribir, y borrar, y escribir, y borrar. No quiero. Hoy odio escribir.

El teclado parece afilado, frío, distante. Y son las mismas teclas que pasaron horas escribiéndote a ti.

Siento que este es el peor texto de mi vida. Quizá, por tiene un nada de imaginación y un todo de agua fría en la espalda.

Sí, te quise, joder, cómo no te iba a querer. Te quiero.

«¿Por qué tenemos que esperar para decir te quiero?»

Intensos.

Y cómo lo disfruté contigo.

Me lo diste. TODO. En unas horas.

Y supongo…

que eso fue todo.

Y no veas como duele, porque hubiera ido hasta el fin del mundo contigo.

Has conseguido ponérmelo difícil.

Aceptaré la derrota.

Y aceptaré que no habrá más brindis, aunque siempre tendremos ese sueño pendiente.

Supongo también.

Que simplemente fue, que esta Bela se quedó sin llama.

Y yo

idiota

indefenso

en los rápidos Del Río

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