Sí, la cagué.
Escribiendo para ella.
Por ella.
Y teniendo de fondo mi banda sonora favorita.
Ahora, cada uno de sus acordes me lleva con ella.
Un viaje más caro de lo que me puedo permitir.
Prometimos huir antes de hacernos daño.
Prometimos no echarnos de menos.
La echo de menos.
No tenía que haberla conocido.
Ni haber ido.
Ni haberla besado.
Ni haber despertado junto a ella.
Y aun así. Tuve que hacerlo.
Y no tendría que estar echándola de menos ahora.