Ilusionados y felices se apresuraron a ponerse el chándal y las deportivas, ella cogió su mp3 y sus cascos y se los puso. Salieron de casa al mismo tiempo y empezaron a correr, se sintieron cada uno al lado del otro aún separándoles más de cien kilómetros, en ese momento estaban juntos, libres, y sabían que al llegar a casa volverían a sentirse juntos.
Sólo quedaban unos meses, todo acabaría, todo empezaría, sería el final de una época preciosa, y sería inicio de una etapa aún más impactante, más apasionada, más suya. Todo iba a encarrilarles a una vida juntos y eso no les daba vértigo, al contrario, una vida juntos es lo que más deseaban, lo que más les motivaba y ese pensamiento les parecía dulcemente atractivo.
Notaban el cansancio en el cuerpo, esa sensación de estar a gusto consigo mismo, y esas ganas de correr un poco más y de llegar un poco más lejos. Eran uno para el otro, lo sabían, estarían para siempre juntos. y combinarían momentos de elegantes bailes con momentos de sudor y chándal.